lunes, 28 de enero de 2008

Articulo anexado por Samantha Castillo

Revelan huesos el sexo de infantes sacrificados

Patricia López, Guillermo Cárdenas. Reforma. Mexico City: Jul 6, 2006. pg. 8

Abstract (Summary)

"Cuando Juan Román me preguntó si podríamos saber el sexo de esos restos, comencé a trabajar en el método molecular, cuyo reto era obtener y analizar el ADN contenido no en las habituales muestras de sangre, cabello o saliva de personas vivas o recién fallecidas, sino en huesos de hace 500 años", explica [Alfonso Torre Blanco].

"El método no lo inventé yo. En la literatura hay varios métodos descritos para identificar el sexo utilizando ADN. Lo que hicimos fue tratar de desarrollar, con base en ellos, uno que fuera capaz de extraer la mayor cantidad posible de ADN en nuestro material de interés, que eran los huesos antiguos de Tlatelolco", aclara.

Los bioquímicos que aplican el método molecular desarrollado en la UNAM generalmente trabajan con costillas o vértebras, huesos pequeños o aquellos que se encuentran repetidos en las ofrendas. "Son materiales que nos facilitan los arqueólogos, para quienes son indispensables huesos grandes como el húmero y el fémur, de los que podríamos obtener mayor material genético pero que son importantes en los estudios morfométricos que ellos realizan", precisa Alfonso Torre Blanco.

Full Text (897 words)

Copyright Editora El Sol, S.A. de C.V. Jul 6, 2006

Aplica la UNAM procedimiento pionero en México. Estudian ofrenda azteca con un método genético; determinan que todos eran varones

"Todos eran hombres", dice categórico el bioquímico Alfonso Torre Blanco sobre el sexo de los 35 niños y 8 adultos que hace cinco siglos fueron ofrendados a los dioses de la lluvia en el centro ceremonial de Tlatelolco.

Con la aplicación -por primera vez en México- de un método molecular que analiza fragmentos de ácido desoxirribonucleico (ADN) extraídos de huesos, el investigador del Laboratorio de Bioquímica de la Facultad de Ciencias de la UNAM despejó la duda del antropólogo físico Juan Román Berrelleza, hoy director del Museo del Templo Mayor, quien hace diez años participó en el hallazgo de una ofrenda azteca.

Ésta, localizada en el templo dedicado a Ehécatl Quetzalcóatl y fechada entre 1454 y 1457, contenía los restos óseos de los niños dentro de ollas individuales de barro.

"Cuando Juan Román me preguntó si podríamos saber el sexo de esos restos, comencé a trabajar en el método molecular, cuyo reto era obtener y analizar el ADN contenido no en las habituales muestras de sangre, cabello o saliva de personas vivas o recién fallecidas, sino en huesos de hace 500 años", explica Torre Blanco.

El trabajo, iniciado en 2001, concluyó el año pasado y su aplicación se ha extendido al estudio de las diferencias genéticas entre poblaciones prehispánicas.

¿Por qué sólo niños?

"El dimorfismo sexual no está claramente definido sino hasta después de la adolescencia; antes de esta etapa (es decir, en niños) no pueden aplicarse las técnicas y métodos de la antropología física o la medicina forense para identificar el sexo en restos humanos. Pero con estas tecnologías tan exactas, que manejan el material genético del individuo, ya no hay lugar a dudas", comenta Román Berrelleza.

"Era importante saber el sexo de los niños para interpretar el sentido de la ofrenda, y porque la información que teníamos era etnohistórica, proveniente de Motolinía, Fray Bernardino de Sahagún y de algunos códices cuyas ilustraciones no eran concluyentes", agrega el antropólogo.

Destaca la importancia simbólica y cultural que el sexo de los niños ofrendados tiene para entender la cosmogonía náhuatl.

"Con el análisis de Torre Blanco se dilucidó que todos los restos eran de hombres. Esto significa que esos niños eran representaciones vivas de los dioses varones a quienes se ofrendaron". Además, agrega, se consideraba que los niños llevaban mejor el mensaje a los dioses.

La ofrenda pudo ser realizada durante una gran sequía, con el propósito de solicitar lluvia a los dioses.

La certeza de los genes

Con el reto de obtener ADN de los antiguos restos, Torre Blanco reunió varios métodos que ya se aplican en países como Estados Unidos, Inglaterra e Israel.

"El método no lo inventé yo. En la literatura hay varios métodos descritos para identificar el sexo utilizando ADN. Lo que hicimos fue tratar de desarrollar, con base en ellos, uno que fuera capaz de extraer la mayor cantidad posible de ADN en nuestro material de interés, que eran los huesos antiguos de Tlatelolco", aclara.

El método molecular recupera el ADN conservado en los huesos antiguos, y lo utiliza para detectar dos cromosomas, X y Y, que son los determinantes del sexo en los humanos.

"Los hombres tenemos un cromosoma X y otro Y, mientras las mujeres tienen dos copias del X (ambos en el par 23). Esta diferencia permite distinguir con relativa facilidad el sexo de un individuo a partir de muestras biológicas", explica.

Además de la interpretación simbólica del ritual, la certeza sobre el sexo de los menores sacrificados ofrece datos sobre sus enfermedades.

"Esos niños estaban enfermos de males asociados con el agua, como infecciones, caries dentales, catarros y diarreas fuertes, pues los tlaloques provocaban daño y salvaban a través del agua, de ahí la asociación simbólica", explica Román Berrelleza.

Tras el éxito obtenido con los restos de Tlatelolco, ahora los expertos, que recibieron apoyo financiero de la UNAM, concluirán, hacia finales de año, otro estudio sobre el origen genético de los mayas.

"Lo que se trata de ver es si la población maya es biológicamente distinta de la población azteca o de la teotihuacana. A través de marcadores genéticos podremos ver a cuál de las tres oleadas de migración que se registraron hace millones de años pertenecen", precisa el experto del INAH.

Pistas óseas

Los bioquímicos que aplican el método molecular desarrollado en la UNAM generalmente trabajan con costillas o vértebras, huesos pequeños o aquellos que se encuentran repetidos en las ofrendas. "Son materiales que nos facilitan los arqueólogos, para quienes son indispensables huesos grandes como el húmero y el fémur, de los que podríamos obtener mayor material genético pero que son importantes en los estudios morfométricos que ellos realizan", precisa Alfonso Torre Blanco.

Secretos enterrados

El método diseñado por el bioquímico Alfonso Torre Blanco sirve para identificar el sexo y composición genética de restos humanos antiguos a partir del análisis de ADN.

1 Se separan dos huesos del esqueleto y se limpian manualmente en el laboratorio.

2 Con luz UV se elimina el ADN de los antropólogos al manipularlo.

3 Con un raspado manual se elimina la capa superficial del hueso.

4 Los restos se muelen en un equipo que impide la entrada de partículas extrañas.

5 Esta molienda se coloca en un equipo que separa el ADN.

6 Los fragmentos se analizan para buscar rastros de cromosomas sexuales.

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Author(s):

Patricia López, Guillermo Cárdenas

Document types:

Ciencia y Tecnología (Science and Technology)

Section:

Ciencia

Language:

Spanish

Publication title:

Reforma. Mexico City: Jul 6, 2006. pg. 8

Source type:

Newspaper

ISSN:

15637697

ProQuest document ID:

1072536181

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897

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