lunes, 28 de enero de 2008

articulo anexado por paulina rojas

El esqueleto: Armazón sostenedor y protector

El esqueleto humano está formado por 206 huesos, que le dan forma al cuerpo y en conjunto con las articulaciones, ligamentos y músculos, permiten su movimiento.


Los seres humanos son animales vertebrados, es decir, poseen un esqueleto. Este está formado por huesos que son el sostén de nuestro cuerpo desde los pies a la cabeza, ayudan a darle forma y, además, protegen sus órganos y permiten el movimiento.

El hueso es un órgano que está constituido por múltiples tipos de tejidos y estructuras. El componente principal es el tejido óseo, luego encontramos tejido conectivo y adiposo en la cavidad medular (espacio que contiene médula ósea), tejido cartilaginoso en los extremos articulares y en las zonas de crecimiento, el periostio (membrana delgada que envuelve al hueso) y vasos sanguíneos y nervios.

En conjunto, los huesos, los músculos y las articulaciones (unidos con los tendones, ligamentos y cartílagos) conforman el sistema osteomuscular.

ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN

Están integrados por tres capas, cada una de ellas contiene o protege algún elemento importante para el cuerpo.

- Periostio: es una delgada membrana que cubre al hueso y contiene varios nervios y vasos sanguíneos.

- Corteza ósea: posee millones de pequeños orificios por donde pasan los nervios y los vasos sanguíneos que llegan al tejido esponjoso.

- Parte interna: su principal componente es el tejido esponjoso. Esta se encuentra llena de médula ósea, sustancia blanda en la que se fabrica la mayoría de las células sanguíneas que fluyen a través de nuestro cuerpo, es decir, los glóbulos blancos, rojos o las plaquetas. Tiene aspecto de gelatina roja en los niños y amarillenta en los adultos.

La composición interna del hueso está formada de células óseas rodeadas por una sustancia inerte y dura. Se distinguen tres tipos: los osteoblastos, que forman nuevos huesos endureciendo el colágeno de la proteína celular con los minerales y ayudan a reparar los huesos dañados; los osteocitos, que transportan nutrientes y desechos entre la sangre y los tejidos finos del hueso, y los osteoclastos, que recambian el hueso y ayudan a darle forma mandando los minerales nuevamente dentro de la sangre. Además, tienen un papel importante en la reparación de fracturas.

Químicamente los huesos se componen de 25% de agua, 45% de minerales como sales de calcio y 30% de materia orgánica (proteína y colágeno). El calcio, su principal componente, es un mineral que no solo es necesario para darle fortaleza y dureza al hueso, sino que también es primordial para proteger otros procesos como el producir nuevas células sanguíneas. El colágeno, otro de sus componentes, le proporciona la flexibilidad.

ESTRUCTURA DE UN HUESO LARGO

El llamado hueso largo se suele describir como prototipo de hueso porque en él se aprecian claramente todos los segmentos óseos. Esos huesos largos son el húmero, el fémur, la tibia, entre otros, y los segmentos que lo componen son tres:

- Epífisis: constituyen los extremos o terminaciones del hueso.

- Diáfisis: porción principal del hueso, la parte alargada, la cual es semicilíndrica y compuesta de tejido compacto.

- Metáfisis: es la zona de ensanchamiento.

También encontramos la fisis o cartílago de crecimiento, que es una lámina de cartílago que se localiza entre la epífisis y la metáfisis y se le conoce como línea o placa fisiaria o de crecimiento. Cuando el crecimiento se frena, los cartílagos gradualmente se osifican, lo que se llama cierre del cartílago de crecimiento.

FORMACIÓN DE LOS HUESOS

Los huesos se comienzan a formar en la octava semana del desarrollo del embrión y esto se conoce como osificación u osteogénesis. Dentro de ella se dan dos tipos de osificación: la intramembranosa o directa, donde los huesos del cráneo y la clavícula forman directamente un tejido fino embrionario.
El resto se convierte en osificación endocondral o indirecta, en la cual los huesos primero se forman en el cartílago hialino, para luego ser sustituido por el tejido fino del hueso. Después del nacimiento la osificación continúa hasta, aproximadamente, los 20 años de vida, cuando se completa el crecimiento

TEJIDO OSEO

El material con que un hueso está formado es de dos tipos tejidos: tejido compacto o cortical y tejido esponjoso. El primero es la parte sólida, dura y externa del hueso. Es de color marfil y es muy resistente. En su interior, se encuentra el sistema de Havers que posee orificios y canalículos, que llevan los vasos y nervios desde el periostio. El segundo está rodeado por el tejido compacto y lo forma una red de canales que se denominan trabéculas

TIPOS DE HUESOS

Debemos saber que los huesos son diferentes en tamaño, forma y grosor, y estas características dependen de la parte del cuerpo en la que se encuentran. Según la forma, los huesos se dividen en:

- Largos: hueso con cavidad medular (fémur, húmero, costillas).
- Cortos: huesos del carpo y del tarso (mano y pie).
- Planos: huesos de la bóveda del cráneo, esternón, omóplato y hueso coxal (pelvis).
- Irregulares: huesos de la base del cráneo y vértebras.

DIVISIONES DEL ESQUELETO

Un bebé nace con 350 huesos, pero con el tiempo algunos se van fundiendo con otros, llegando el esqueleto humano a la edad adulta con solo 206.

Para su estudio, del esqueleto humano se ha dividido en dos partes:

- Esqueleto axial: conformado por 80 huesos situados en la línea media y alta del cuerpo, y estos son: el cráneo (huesos
craneales y de la cara), columna vertebral y tórax (esternón y costillas).

- Esqueleto apendicular: corresponde al resto de los huesos (126) pertenecientes a las partes anexas a la línea media, es
decir, cintura torácica o escapular (clavícula y omóplato); extremidad superior (húmero, cúbito, radio, huesos del carpo,
metacarpianos y falanges); cintura pelviana (huesos coxales o ilíacos), y extremidad inferior (fémur, peroné, tibia, rótula, huesos del tarso, metatarsianos y falanges).

FUNCIONES

Los huesos tienen tres funciones principales sobradamente conocidas: actúan como sostén de nuestro cuerpo y permiten que este se mantenga erecto, protegen las vísceras ante cualquier presión o golpe del exterior, como, por ejemplo, las costillas al albergar los pulmones, tan delicados y que precisan de un espacio para ensancharse; y además, permiten el movimiento de las extremidades, funcionando como puntos de anclaje de los músculos, que si no los tuvieran no podrían contraerse.

Huesos:tipos, funciones,divisiones

J Craniofac Surg 2008 Jan;19(1):171-4

PMID: 18216684

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